Fidelidad Versus Actualización
La adaptación mantiene la esencia que hizo de El Eternauta un referente inmortal de la ciencia ficción y del compromiso social. La clásica nevada mortal, que en la historieta era el preludio de una invasión alienígena, se transforma en una metáfora de la invasión de fuerzas que buscan desmantelar la solidaridad y el tejido social. Sin embargo, lejos de ser una mera copia textual, la serie toma libertades estilísticas y narrativas: reformula ciertos giros argumentales, incorpora nuevos personajes y modifica la cronología para contextualizar la tragedia en un Buenos Aires moderno. Esta actualización permite relacionar el terror de la calamidad con las condiciones sociales actuales, haciendo un paralelismo con la desmemoria y el desamparo que padecen muchos sectores frente a políticas ultraliberales.
Desde mi perspectiva –y hablando como militante peronista–, esta licencia narrativa es fundamental. El comic original fue el grito de resistencia ante poderes autoritarios y la opresión, y el reencuentro de sus imágenes en la pantalla se vuelve un recordatorio de la importancia de la solidaridad y la acción colectiva. El hecho de que se rehúse a presentar una narrativa individualista, privilegiando una épica coral en la que cada personaje, desde el impasible Juan Salvo hasta los secundarios que encarnan la dureza de la vida cotidiana, se convierta en una metáfora del trabajador y de la comunidad que se rehúsa a desmembrarse, lo hace pertinente en una Argentina que clama por unidad frente a apuestas neoliberalistas.
Los Personajes como Vectores de Lucha
Juan Salvo no es ya simplemente el aventurero solitario, sino un hombre común que, a pesar de sus imperfecciones, se une a un colectivo de resistencia. Cada integrante del grupo se torna en un símbolo de la Argentina popular, de esa clase obrera y de esa amplia ciudadanía que históricamente ha levantado la voz frente a la injusticia. La reinterpretación que realiza la serie sobre el rol de los personajes –algunas figuras femeninas cobran un protagonismo renovado y complejo– es, en definitiva, un homenaje a la lucha colectiva y a la idea peronista de “nadie se salva solo”.
La ambientación es tan cuidadosamente construida que se siente la claustrofobia y la desolación de un Buenos Aires aplastado por la adversidad, pero también la esperanza que solo la unión del pueblo puede ofrecer. Esa tensión paralela entre la devastación y el anhelo de reconstrucción es lo que confiere a la serie su fuerza simbólica y su impacto emocional. La adaptación, a pesar de ciertos recortes y adiciones que algunos puristas podrían calificar de “no fieles”, logra, en esencia, encarnar el espíritu del universalismo del relato original y su vínculo inquebrantable con la historia y la memoria popular.
El Paralelo con la Actualidad Argentina
Desde una óptica peronista, la serie adquiere una dimensión política de gran relevancia. Vivimos en tiempos en los que el gobierno de Javier Milei se ha caracterizado, según críticos y muchos sectores del pensamiento popular, por atacar el tejido social y desmantelar la estructura del Estado de Bienestar. La narrativa de El Eternauta se erige, en este sentido, como una crítica velada –o a veces directa– a las políticas que promueven el individualismo exacerbado y el abandono de la solidaridad. La calidez y el compromiso colectivo que se palpitan en la obra nos ofrecen una contraposición necesaria frente a un modelo político que, desde la mirada peronista, resulta destructivo para las tradiciones de unidad del pueblo.
El escenario apocalíptico de la serie se transforma, entonces, en un espejo donde se reflejan las grietas de una sociedad en la que la “nevada mortal” simboliza la llegada de políticas deshumanizadoras y el avance de intereses que buscan dividir y debilitar la resistencia popular. En este contexto, la figura de Juan Salvo y sus acompañantes es la encarnación de todo aquello que el peronismo defiende: el trabajo colectivo, la justicia social y la profunda creencia en que, unidos, somos capaces de enfrentar cualquier amenaza –sea extraterrestre o ideológica.
Conclusión: Hacia una Sociedad Mejor
El Eternauta no es solo el relato de una catástrofe inminente; es el manifiesto de una lucha atemporal por la dignidad y la solidaridad humana. La serie de Netflix, si bien se aleja en ciertos aspectos de la literalidad del material original, consigue transformar este relato en un llamado urgente a la acción. Frente a la deshumanización que promueven algunos modelos de gobierno y en un contexto político que actualiza el escenario de la invasión a través de políticas ultraliberales, la obra nos recuerda que la verdadera salvación reside en la unión del pueblo.
Como militante peronista, veo en El Eternauta una herramienta poderosa de reflexión y reeducación social. Su mensaje, impregnado de resistencia y unidad, invita a reconstruir un proyecto colectivo que ponga al ser humano y su dignidad en el centro de la sociedad. Es, a la vez, un llamado a no repetir las traiciones del pasado y a defender, sin concesiones, el derecho a una vida mejor, en la que la solidaridad se erija como el antídoto frente a las arbitrariedades y divisiones que amenazan nuestro destino.
Esta obra, por tanto, tiene el potencial de encender en el pueblo una llama de esperanza y conciencia, sirviendo de inspiración para forjar una Argentina en la que la verdadera revolución no sea la del individualismo, sino la del compromiso colectivo y la construcción de un futuro má#Netflix
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